Hace exactamente unas semanas se estrenó en las pantallas de todo el mundo Joker: Folie à Deux, otro intento fallido de una secuela por parte de Todd Phillips. Ya le había pasado con ¿Qué pasó ayer 2? , cuya película no fue bien recibida por la crítica y la audiencia. Ahora, se animó, con unos cuantos maletines con dólares en su caja fuerte, a romper todas las fórmulas hollywoodenses y continuar una historia perfecta que se había llevado múltiples premios en el 2019. El resultado fue (y sigue siendo) un fracaso taquillero. Pero ¿por qué no funcionó?
Cinco años después, se retoma la historia de Arthur Fleck, que se encuentra internado en el asilo de Arkham, medicado, demacrado, sin ningún tipo de motivación para seguir con vida, mostrando un poco el contraste que habíamos visto sobre el final de su antecesora. Mientras se desarrolla el juicio para definir si sabía lo que hacía o estaba loco, conoce y se enamora de Harley Quinn. Ya desde la primera escena en dibujos animados, vemos que se trata de un mejunje de géneros, combinando musical, romance y drama judicial y con un resultado no satisfactorio.
Aun así, Joaquin Phoenix, una vez más, encarna a un Arthur Fleck agobiado, oscuro, sumiso y con sus carcajadas involuntarias. Por momentos logramos ver a el Joker, que cada uno de los espectadores había ido a buscar. La gran novedad era Lady Gaga. Ya conocedores de su habilidad para el canto, en la actuación se va abriendo camino, primero con A Star is Born y luego con House of Gucci, logra interpretar una Harley Quinn empoderada, manipuladora y misteriosa.
Visualmente es el punto más alto, la dirección de arte y de fotografía crean una atmósfera oscura y pesada, con planos memorables, y una excelente puesta en escena. Sin embargo, las principales críticas negativas van hacía los guionistas, la cinta se hace lenta, sin ningún clímax o punto de tensión, con excesivos números musicales que no aportan nada a la trama, con escenas repetitivas en las cuales vemos a Joaquin Phoenix fumando un cigarrillo y bailando en cámara lenta. Y así como se van consumiendo esos cigarrillos también la paciencia de los espectadores.
Joker: Folie à Deux ya como premisa de un musical fue arriesgada, lo cual se valora, porque en estos tiempos se suelen seguir las mismas recetas y después llegan las quejas que de Hollywood ya no innova. Una vez más, visualmente es impactante, pero la historia deja muchísimo que desear. Es una película con pequeños destellos que rápidamente son apagados y olvidados por los números musicales, por un Joker que no parece ser el Joker, al ser completamente sumiso frente a todos, pero principalmente frente a Harley Quinn. Rompiendo con el canon del personaje, no vemos al criminal excéntrico que aterroriza ciudad gótica, que logra manipular masas, tener fanáticos y dominar a Harley Quinn.

Toda la construcción del personaje que se realizó en la primera entrega, en esta queda completamente destruido. Es una apuesta fallida, que a Warner Bros le cuesta más de 200 millones de dólares.