Trato a las mujeres y disidencias en las comunidades «Gamers»

Históricamente el mercado de los videojuegos se ha enfocado en el disfrute «masculino». Siendo considerado este sector de la sociedad como el más óptimo para ofrecer sus productos.

Esto es particularmente cierto en los juegos triple A, es decir pertenecientes a franquicias y productoras multinacionales, donde usualmente se toma la violencia y la competición como una fuente de diversión para los principales blancos del marketing. Juegos clásicos de combate, carreras, etc. son los que mayormente se dan en esta categoría, usualmente atractivos para un público «masculino» esto sin mencionar la sexualización y cosificación de las mujeres en dichos juegos.

Tomando como ejemplo el League of Legends (LoL), lanzado en 2009, con jugadores cuya mentalidad al parecer no ha cambiado desde entonces. 

El simple hecho de tener una voz percibida como femenina, hace que el trato por parte de los demás jugadores se deteriore por completo. Son incontables los testimonios principalmente de mujeres las cuales han recibido insultos y amenazas de sus contrapartes masculinas al competir tanto en conjunto como en contra.

Algunos de estos comentarios como «Volvé a la cocina» «andá a lavar los platos» buscan excluir a las mujeres de estos espacios considerados exclusivamente «masculinos», acompañados también de insultos misóginos y a veces de índole sexual, entre otros comentarios inapropiados. 

El año pasado se publicó Switch Voices, una campaña que busca concientizar sobre la violencia de género en el gaming. Véase en YouTube mediante este link: Women in Games Argentina- Switch Voices 

El objetivo de este experimento fue evaluar en que medida se daba la violencia contra las mujeres en juegos competitivos. 

En el estudio diferentes hombres participaron en partidas usando un modulador de voz para feminizar sus voces. Se demostró en este mismo que los hombres formaban complots para eliminar a las participantes femeninas incluso estando en el mismo equipo, obstaculizando su partida y haciéndolas imposibles de soportar. Esto producía un peor rendimiento en el público femenino, al ser atacada su moral al recibir estos comentarios.

Lo que concluimos en esta nota es la necesidad de que las comunidades cambien, y los que perpetúan estas acciones en contra de las mujeres aprendan y mejoren sus conductas. 

Concordamos en qué la experiencia en conjunto mejoraría considerablemente si se aprendiera a convivir con diferentes sectores de la población, sin juzgar maliciosamente a alguien por su género, sexualidad, etnia, religión, etc. 

Redactado por: Violeta Waingortin, Luca Alejos, Belen Zavalo, Val de Janin, Dan Zàrate, Shin Lavigne, Montserrat Lòpez y Julieta Calogero

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