Salud mental

Salud mental

Todos en algún momento vimos o escuchamos acerca de la salud mental, ya sea por voluntad propia o por otros, pero no podemos negar el peso que tiene en el bienestar general de las personas. Sin embargo, hay gente que aún no sabe la importancia de esta y cómo los problemas pueden afectarlos, así que veamos: ¿qué es la salud mental y qué puede afectarla?.

La salud mental es el bienestar emocional y psicológico. Esta incluye muchas cosas, como pensamientos, emociones, interacciones sociales y comportamientos. Tener una buena salud mental nos permite lidiar con el estrés de la vida, ser capaces de funcionar correctamente en el día a día, etc. Por otro lado, una mala salud mental puede llevar a muchos problemas, como la depresión, ansiedad, trastorno bipolar, y también dificultades con el trabajo, las relaciones y otros aspectos.

Un gran factor que puede contribuir al deterioro de la salud mental que se encuentra presente, en su mayoría, en adolescentes y adultos jóvenes es la presión en el ambiente académico y/o laboral. Esto puede deberse a muchos factores, por ejemplo: las exigencias o expectativas, ya sean propias o ajenas; el bullying; los profesores, directivos y compañeros. 

Los problemas de salud mental suelen ser estigmatizados tanto social como institucionalmente. Esto perjudica al trato que recibe la persona afectada al ser percibida como alguien “distinto a sus pares”.  

Estos problemas siempre deben ser tratados por un profesional. Pero, salir más (ya sea solo o con amigos), buscar algún hobby o pasatiempos nuevo, hacer ejercicio, entre otras cosas, son algunas de las herramientas con las que se facilita lidiar con estas problemàticas.

Uno de los mayores problemas actualmente va directamente relacionado a la salud mental, más específicamente la de los adolescentes y adultos jóvenes: la depresión.

El siglo XXI es considerado “el siglo de la depresión”, y no es para menos. Entre 2007 y 2017, el número de casos de depresión había aumentado un 59%, y se determinó que uno de cada cinco adolescentes había padecido un cuadro depresivo severo. Luego, con la llegada de la pandemia, estas cifras aumentaron todavía más: un 68% en depresión, 67% en trastornos alimentarios y 42% en ansiedad.

Pero, ¿por qué los adolescentes son tan susceptibles a padecerla? La depresión tiene muchas causas: si sus padres o parientes la padecieron, las chances de que ellos se vean afectados se triplica; factores como la pobreza, crisis familiares, el acoso escolar, la falta de apoyo, o la falta de comunicación también son claves en precipitar la aparición de la depresión; entran en juego las pérdidas de alguien cercano, los maltratos y abusos también; también, las hormonas que están tan presentes en la pubertad pueden afectar enormemente el estado de ánimo de un adolescente. Además, con el creciente aumento y accesibilidad de la tecnología, muchos adolescentes pasan gran parte de su tiempo en las redes sociales. Esto, si bien puede ayudarlos si encuentran una comunidad en la que se sientan queridos y contenidos, también puede perjudicarlos al exponerlos a hostigamientos, opiniones negativas sobre su apariencia, incluso los suele llevar a compararse tanto físicamente como en cuanto a experiencias.

Ya sabemos gran parte de las causas, ahora, ¿cómo nos damos cuenta? Las conductas más comunes que indican problemas de salud mental son: cambios bruscos de conducta, un “mal humor” constante, tristeza e irritabilidad persistentes y enojo o llanto fácil. También puede afectar el apetito y el sueño (ya sea como aumento o disminución), falta de entusiasmo por cosas que antes disfrutaban, o incluso menciones de pensamientos negativos o relacionados a la muerte.

Otra problemática prominente es la ansiedad. Todos la sentimos alguna vez a lo largo de nuestra vida, pero el problema llega cuando esta afecta nuestra forma de vida constantemente. Esta se ve reflejada en síntomas físicos como aceleración del pulso o taquicardia, ataques de ansiedad o pánico, temblores, etc. De acuerdo con el Instituto Nacional de la Salud, cerca de 1 de cada 3 adolescentes entre las edades de 13 y 18 puede tener un trastorno de ansiedad. El número va en aumento; entre el 2007 y el 2012, los trastornos de ansiedad en los niños y adolescentes aumentó un 20 %.

Para aprender a lidiar con esta siempre se recomienda buscar ayuda psicológica profesional. También es recomendable realizar alguna de las siguientes actividades para complementar su tratamiento: dormir lo suficiente, comer saludable, mantener una rutina diaria estable, hacer alguna actividad fuera de casa, hablar con familiares y seres queridos y buscar herramientas para que su vida sea más llevadera a pesar de los síntomas que esta problemática le puede traer.

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